Es el mes de la concienciación sobre la dislexia y quiero compartir un mensaje de esperanza para el futuro. Más que nunca, el mundo necesita un pensamiento disléxico.

La trayectoria de mi vida sería completamente diferente si no fuera disléxico. En el mundo real, la dislexia puede ser una gran ventaja. Muchas personas con dislexia tienen una gran imaginación, creatividad y capacidad para resolver problemas. De hecho, muchos de los mejores empresarios e inventores del mundo son disléxicos.

Con nuestros dos hijos disléxicos Sofía se estresa y se angustia cuando les ayuda a hacer los deberes, cuando lo explica de una manera y ellos lo entienden de otra, no me preocupo, he pasado por el mismo proceso y sé que todo es cuestión de perspectiva y de pensar diferente, de ver y pensar en una perspectiva diferente de lo que es normal, se trata de cuestionar siempre el status quo, de superar los límites porque no los vemos como barreras infranqueables y, por supuesto, esto también afecta a la lectura y la escritura.

Si tienes problemas de dislexia: no te desanimes. La dislexia es simplemente una forma diferente de ver el mundo, una forma diferente de procesar la información y una forma diferente de tener grandes ideas.

Es hora de que las escuelas y las empresas empiecen a apreciar los enormes beneficios que puede aportar la dislexia.

La educación para todos debe valorar la heterogeneidad, porque la diversidad dinamiza los grupos, enriquece las relaciones e interacciones y despierta en los alumnos y colaboradores el deseo de comprometerse y aprender. De este modo, la escuela y el trabajo se convierten en lugares privilegiados de encuentro con el otro, para todos y cada uno, donde existe el respeto por las personas diferentes.

Es en la escuela donde la dislexia sale realmente a relucir. Hay disléxicos que desarrollan sus dificultades en otros entornos y situaciones, pero ninguno de ellos puede compararse con la escuela, donde la lectura y la escritura se utilizan constantemente y, sobre todo, se valoran.

Sin embargo, la escuela tal y como la conocemos no está hecha para los disléxicos. Los objetivos, los contenidos, las metodologías, la organización, el funcionamiento y la evaluación no tienen nada que ver con la dislexia. No es casualidad que muchos disléxicos no sobrevivan a la escuela y se vean superados por ella. Y los que consiguen resistirlo y graduarse lo hacen con astucia y valentía, utilizando dispositivos que les permiten sortear el tiempo, los modelos, las exigencias burocráticas, las limitaciones de los profesores, las humillaciones y, sobre todo, las notas.

Una nueva investigación de ManpowerGroup Talent Solutions y Made By Dyslexia ha descubierto que en 2025 el 50% de los trabajos serán realizados por máquinas y que las habilidades que los humanos necesitan para destacar y competir en esta nueva fuerza de trabajo híbrida del futuro son las habilidades de pensamiento disléxico.

Si queremos resolver los grandes problemas de nuestro tiempo: necesitamos innovadores, narradores y emprendedores más que un mundo sin faltas de ortografía.

Así que, seamos disléxicos o no, ha llegado el momento de valorar el pensamiento disléxico y el papel vital que puede desempeñar en el futuro de todos nosotros.