La leyenda de Pedro e Inés es la historia de amor más notable de Portugal.

El Rey D. Pedro era hijo del Rey D. Alfonso IV y marido de D. Constanza. Sin embargo, no fue eso lo que le impidió de enamorarse de Inés de Castro, Dama de Compañía de su mujer. Incluso casado, D. Pedro se encontraba con D. Inés en las escondidas, en los jardines del Palacio Real, y juntos vivían una pasión gigantesca sin igual.

Cuando D. Constanza murió, don Pedro y D. Inés pudieron finalmente asumir su amor, lo que causó una gran revuelta en D. Alfonso IV, que repudiaba fuertemente la relación. Los apasionados vivieron juntos en Coimbra, y tuvieron tres hijos.

Con el tiempo, D. Afonso IV hizo cada vez más incómodo con la traición y, preocupado por el trono de Portugal, ordenó el asesinato de D. Inês de Castro, sin piedad. La muerte de su amada dejó a D. Pedro devastado y enojado y nunca disculpó a su padre por su acto bárbaro.

Después de la muerte del Rey, D. Pedro subió al trono y vingó la muerte de D. Inés, pues asesinó a los hombres que mataron a su mujer. Se organizó una ceremonia en la que vistió el cuerpo de D. Inés con un hermoso vestido blanco y la aclamó como Reina de Portugal.

Mandó construir dos tumbas grandiosas, en el Monasterio de Alcobaça: una para D. Inés de Castro y otra para él mismo, para que pudieran descansar en la eternidad lado a lado.

¡Vale la pena visitar Alcobaca donde se encuentran las dos almas apasionadas!

Las dos tumbas se consideran una de las más bellas de Portugal, de estilo gótico y los detalles y relieves marcados.

Así es la historia de un amor que no tiene fin.

Izquierda: Tumba de D. Inês

Derecha: Tumba de D. Pedro